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Las bajas médicas por problemas de salud mental deben ser breves y no siempre son la mejor solución

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MADRID, 30 (SERVIMEDIA)

Las bajas médicas por problemas de salud mental deben ser lo más cortas posible para que la vuelta a la normalidad sea más sencilla y, además, ni siquiera siempre es la “mejor solución” el alejamiento de la vida laboral, dado que “el factor trabajo es muy rehabilitante”.

Esta es una de las conclusiones que diferentes expertos del ámbito empresarial e incluso sindical pusieron de relieve, con matices, durante la jornada ‘Salud Mental en el Trabajo’, organizada por la agencia Servimedia junto a la Fundación Laboral San Prudencio y la consultora empresarial Estudio de Comunicación.

En el acto, la directora gerente de la Fundación Laboral San Prudencio, Esther Unceta-Barrenechea, sacó a colación el concepto de “bajas de colores”. Es decir, que quien pueda, aunque esté en situación de incapacidad temporal (IT), se pueda reincorporar de forma parcial o con horarios diferentes. “La ley no permite combinar. O estás de alta o de baja”, afeó esta especialista, quien apuntó que a lo mejor hay casos de personas que no pueden trabajar ocho horas pero sí querrían poder hacer media jornada.

En esta línea, criticó que con otra enfermedad si un médico receta un tratamiento y en dos semanas no funciona, lo cambian. Sin embargo, en salud mental se aplican “bajas largas y, si no mejoras, es que puede que no sea la solución al problema”, pues muchas personas se encuentran mejor «incorporadas al puesto de trabajo”.

“Las bajas, cuanto más cortas mejor y más fácil se pueden readaptar y rehabilitar. Estar con los compañeros, tener una vida normalizada, ayuda a la pronta recuperación”, añadió la gerente de la Fundación Laboral San Prudencio que, eso sí, precisó que en ocasiones sí es necesario el alejamiento del empleo.

Del mismo modo, el catedrático de Psicología Social de las Organizaciones en la Universidad de València, José María Peiró, aseguró que cuando alguien “no está en el trabajo se hace más difícil su reinserción posterior”, aunque aclaró que “no puede ir al trabajo si no está bien”. “Eso está claro. El presentismo es un enemigo de la salud mental”, resolvió este catedrático.

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Además, sentenció que si a una persona se le da la baja y únicamente tratamiento farmacológico, cuando regrese a la vida laboral y a su normalidad plena “el problema seguirá allí”. “No siempre la mejor solución son las bajas. No lo estamos enfocando del todo bien”, reforzó.

Por su parte, el secretario confederal de Salud Laboral y Sostenibilidad Medioambiental de CCOO, Mariano Sanz, recordó que su sindicato -junto a UGT, CEOE y Cepyme- está negociando con el Ministerio de Seguridad Social una reforma legal para dar más peso a las mutuas en la recuperación de los pacientes, aunque solo en casos de enfermedades traumatológicas.

Aunque Sanz mantuvo en todo momento que debe ser el médico de la Seguridad Social quien dé el alta al paciente y no la mutua, respaldó la idea de que, cuando sea posible, se favorezca que el empleado de baja pueda ir volviendo “poco a poco” a su actividad.

“El factor trabajo es muy rehabilitante”, repuso Sanz, quien compartió con los asistentes a la jornada que él se inició en el mundo del sindicalismo apoyando a personas con adicciones. No obstante, reprobó que haya empresas que castiguen a personas que se cogen bajas de forma reiterada y, por ejemplo, se pueda dar una no renovación de contrato.

«SE VEÍA VENIR»

Al margen de las bajas, la directora gerente de la Fundación Laboral San Prudencio inició su intervención lanzando un mensaje de “tranquilidad” porque las empresas ya cumplen con las obligaciones en materia de evaluación de riesgos laborales, aunque reconoció que las pymes y micropymes tienen algo “más difícil” acceder a este tipo de servicios.

Además, defendió que la parte de los trabajadores y la empresarial no deben “caminar por separado” en la mejora de la prevención, sino que “cada uno, en su escalafón, tienen que aportar lo que tienen que aportar”.

Al respecto, detalló las claves del programa ‘PsicoLan’ que ponen a disposición de las empresas con las que trabajan e instó a reforzar en las compañías los procesos de prevención y detección. En este punto, destacó que cuando alguien se da de baja, hay quienes afirman que “se veía venir”. “Nosotros queremos que cuando se empieza a ver podamos intervenir precozmente”, ironizó esta experta, quien deploró los retrasos que se producen en la sanidad pública a la hora de atender a las personas con problemas de salud mental.

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De su lado, la directora global de Personas y Cultura de ALSA y Vocal de la Junta directiva de Asociación Centro, Ruth Hernández, señaló que las cuestiones de salud mental se están “convirtiendo realmente en un problema en las organizaciones” y resaltó que todavía “cuesta mucho más” trasladar en una empresa que se tiene un problema de salud mental que contar un dolor de rodilla.

Esta responsable de ALSA también puso el foco en la prevención y destacó la importancia de que los mandos intermedios sepan identificar problemas en sus equipos y puedan “actuar” ante ellos. En esta línea, adelantó que van a formar a sus mánager en “sesgos de salud mental”, porque cuando a uno le faltan tres o cuatro personas por esta causa, a veces “no lo entienden”, porque hay dificultades para conseguir conductores y el servicio tiene que seguir prestándose.

Asimismo, reveló que en su compañía la salud mental ya copa dos dígitos del absentismo total de la plantilla y, pese a ello, rechazó “el mito” de que “la gente quiere estar de baja”, pues la mayoría lo que quieren es estar sanas.

Por su parte, el catedrático de Psicología Social de las Organizaciones José María Peiró puso el foco en que tras la pandemia “es constatable que ha habido un incremento del interés por atender la situaciones de la salud mental” y “parece que se ha transformado la sociedad” y los valores, potenciándose fenómenos como la ‘gran dimisión’, que da nombre al aumento de personas que dejan su trabajo, especialmente en lugares como Estados Unidos y Canadá.

Así las cosas, este experto dijo que es “fundamental que la sociedad avance en las estrategias para proteger mejor la salud mental y actuar mejor en los tres niveles de intervención”, que son la prevención, la “actuación precoz para atajar el agravamiento de la situación” y “la recuperación y la adaptación” de la persona.

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NUEVAS TECNOLOGÍAS

En cuanto a las nuevas tecnologías, alertó del peligro de las redes sociales, que no son un elemento “inocuo”, pues es “muy duro” cuando alguien está mal que las redes vendan que todo el mundo está “feliz”. “Es un elemento peligrosísimo”, aseveró.

También en relación con la digitalización, Peiró previno de la “tentación de pensar que las máquinas son más fiables” que las personas y, en consecuencia, que estas acaben siendo apartadas, porque si todo se centra en el “determinismo tecnológico corremos el riesgo de empobrecer al capital humano”.

Al hilo, reclamó más formación para los trabajadores en materia de nuevas tecnologías, aunque advirtió de que si la implantación de las mismas se hace “de manera empobrecedora”, lo que se produce es que aumentan los problemas de salud mental de las personas.

En este punto, todos los ponentes coincidieron en que las tecnologías no pueden sustituir a las personas y que tienen importantes riesgos para la salud mental, al igual que el teletrabajo. Así, el secretario confederal de Salud Laboral y Sostenibilidad Medioambiental de CCOO advirtió de que las empresas pueden usarlas para tener al empleado “controlado”, con lo que el “nivel de autonomía para poder gestionar” el trabajo y el tiempo es “prácticamente nulo y tiene una afectación en forma de carácter psicosocial” relevante.

Esto sucede, según lamentó, con colectivos como el de los trabajadores de plataformas. Por ello, reclamó que, al igual que el Gobierno ha creado la Agencia Estatal de Inteligencia Artificial, garantice que las herramientas tecnológicas que se usan en el mundo laboral “respetan las normas mínimas” de los derechos de los trabajadores.

Al respecto, Esther Unceta-Barrenechea no desdeñó la importancia del teletrabajo pero subrayó que la mayoría de los empleados prefieren modelos mixtos. La misma idea sostuvo la directora global de Personas y Cultura de ALSA, quien proclamó que “la tecnología nunca tiene que quitar esa parte humana de las organizaciones”.


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