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Realizar actividad física durante el cáncer de riñón ayuda a aliviar los efectos secundarios de la terapia y favorece la recuperación

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MADRID, 21 (EUROPA PRESS)

La práctica de ejercicio físico oncológico contribuye a «aliviar los efectos secundarios del tratamiento que reciben los pacientes, luchar contra la fatiga, contribuir al mantenimiento del peso, la recuperación de la fuerza y masa muscular, y el fortalecimiento del sistema inmune, entre otros», según ha detallado la doctora en Ejercicio Oncológico, Soraya Casla, en la jornada para promover el ejercicio físico oncológico entre las personas con cáncer renal, organizada por IPSEN y la Federación Nacional de Asociaciones para la lucha contra las enfermedades del riñón (ALCER).

Durante la jornada, tanto los representantes de ALCER como Soraya Casla han subrayado la importancia de que los pacientes con cáncer renal tomen precauciones al realizar actividad física, identificando posibles síntomas y ofreciendo consejos para salvaguardar su salud y asegurar un ejercicio seguro y efectivo.

Asimismo, la experta les ha ofrecido orientación sobre cómo ejercitarse en caso de pérdida de masa muscular, aumento de grasa, retención de líquidos y otros síntomas, aclarando otras precauciones adicionales para aquellos que padezcan alguna enfermedad ósea metastásica.

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El ejercicio físico oncológico es un tipo de ejercicio desarrollado y supervisado por un profesional, individualizado para cada tipo de paciente y adaptado a cada nivel. Se realiza para prevenir o mejorar algunos de los efectos secundarios derivados de los tratamientos oncológicos.

La evidencia científica ha demostrado que, por sus efectos globales en el organismo, la práctica de ejercicio físico puede contribuir a mejorar la salud, la calidad de vida y la supervivencia a medio y largo plazo de los pacientes con cáncer. Así, puede reducir hasta un 30 por ciento el riesgo de cáncer, un 23 por ciento en el caso del cáncer renal, y en un 20 por ciento el riesgo de mortalidad específica por cáncer.

Además, mitiga los efectos secundarios del tratamiento, mejora la sensación de fatiga, contribuye a mantener el peso y recuperar la fuerza y masa muscular o fortalece el sistema inmune, entre otros beneficios.

La realización de ejercicio físico en pacientes con cáncer renal es segura antes, durante y después del tratamiento oncológico, si bien se requiere la evaluación inicial completa de un oncólogo para identificar las potenciales comorbilidades o limitaciones que puedan influir en las recomendaciones sobre la práctica de ejercicio físico a fin de obtener el máximo beneficio en cada paciente y situación clínica.

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En este sentido, y siguiendo las recomendaciones clínicas que marca la Organización Mundial de la Salud, Soraya Casla ha recordado que, en una semana, un paciente con cáncer renal debería realizar: ejercicio cardiovascular, de intensidad moderada-alta tres días a la semana, durante al menos 30 minutos; ejercicios de fuerza dos veces por semana; ejercicios de equilibrio combinado con fuerza (movilizando el propio peso) y con utilización de gomas; y estiramientos para ayudar a la relajación de la musculatura tras el ejercicio.

Bajo el lema ‘Frente al cáncer renal, entrena con nosotros’, la actividad, celebrada en el Parque del Oeste de Madrid, ha reunido a un nutrido grupo de pacientes que han hecho ejercicio dirigidos por Soraya Casla, quien además les ha explicado los beneficios que el ejercicio físico oncológico puede proporcionar a su calidad de vida.

Además, han llevado a la práctica muchas de las recomendaciones que están disponibles en Nutriactivos renal, la plataforma promovida por ALCER, SOGUG e Ipsen, en colaboración con la Fundación Alicia y Soraya Casla, para ayudar a mejorar la calidad de vida de las personas con cáncer renal a través de la alimentación y el ejercicio físico.

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«En un día tan representativo para nosotros, hemos querido visibilizar que un paciente con cáncer renal también puede hacer ejercicio físico siempre que lo haga bajo la supervisión de un profesional. Es más, su integración en la rutina diaria puede aportar beneficios a su calidad de vida. Padecer cáncer no es sinónimo de tener limitaciones para llevar una vida lo más normalizada posible», ha explicado el director general de ALCER, Juan Carlos Julián.


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