Dos exposiciones complementarias presentan su estudio formal y estructural sobre la cabeza
PAMPLONA, 23 (EUROPA PRESS)
Dos exposiciones complementarias que se celebrarán a lo largo de los próximos meses en el Museo Oteiza y en el Polvorín de la Ciudadela de Pamplona, respectivamente, mostrarán ‘El horizonte del círculo’, un proyecto sobre «el busto como forma, materia, estructura y elemento cultural y simbólico de representación» desarrollado por la artista Agustina Otero.
La primera de estas muestras se presenta en el centro de Alzuza (20 junio- 24 noviembre 2024), centrada especialmente en el tratamiento plástico de la cabeza a partir de la creación escultórica.
Posteriormente, la sala del Polvorín de la Ciudadela acogerá la segunda muestra, que presentará un conjunto de obras sobre papel (dibujos y collages) entre el 2 de agosto y el 29 de septiembre de este mismo año.
El título del proyecto, ‘El horizonte del círculo’, hace referencia a «dos cuestiones esenciales que determinan esta aproximación plástica». Por un lado, manifiesta «el propio recorrido de la investigación escultórica de la artista, que avanza desde la cabeza-masa hasta una configuración más esencial y abierta, alcanzando una formalidad que culmina en lo circular».
Por otro lado, la referencia al horizonte «funciona aquí a modo de referencia metafórica a una temática inagotable, como un confín imposible de ser plenamente alcanzado».
La exposición que presenta el Museo Oteiza está conformada por un conjunto de 42 esculturas de diverso formato, que incluye también 4 dibujos vinculados con esta investigación plástica.
El tratamiento escultórico de materiales procedentes de la tierra como, piedra, hierro, barro y yeso articula el imaginario plástico de la artista que, a través de la acción del gesto escultórico, «alcanza otros grados de significación, logrando así la transformación de materiales naturales en objetos artísticos señalados».
Este conjunto de piezas recorre cerca de 20 años de producción de la artista y muestra «la evolución formal y estética realizada en una temporalidad expandida en torno a un mismo tema». Sin embargo, «no se trata de un proyecto finito» sino que, como señala la propia Otero, el proyecto «continuará en el futuro.
«Tiene un potencial inagotable», ha afirmado la artista, para quien su exhibición en este Museo «adquiere una significación especial, en relación con el interés por el espacio» que comparte con Jorge Oteiza. Aunque, como ha señalado, «a diferencia de él yo trabajo más con la intuición y con la emoción y buscando en todas las obras un silencio meditativo».
La instalación expositiva basada en el uso de grandes plataformas, sobre las que dialogan dos conjuntos escultóricos ha sido expresamente concebida para estas salas, con objeto de «lograr la activación espacial mediante su relación con las entradas de luz natural» (tanto del lucernario como del ventanal de las salas).
Precisamente, esas plataformas «facilitan la iluminación real y simbólica de unos materiales que son capaces de elevarse desde su propia condición material y natural». En torno a estos dos elementos centrales, la autora ha generado «una suerte de acupuntura espacial, logrando que las piezas colocadas sobre las paredes interactúen y activen las dos plataformas».
En palabras de la autora, el uso de estas superficies «surge de la voluntad de generar un acontecimiento escultórico en el contexto de la sala, generando un espacio propio expandido, en el que las esculturas se relacionan y dialogan se manera particular».
Las dos propuestas expositivas que conforman este proyecto se complementan con la edición de la publicación monográfica homónima diseñada por el Estudio Franziska, que presenta un recorrido visual por las obras de esta artista en relación con los textos del escritor Ramón Andrés, del poeta Luis Garde y del historiador y crítico de arte José Javier Fernández.
Este proyecto ha sido posible gracias a la colaboración entre la Fundación Museo Jorge Oteiza y el Ayuntamiento de Pamplona y la muestra presentada en el centro de Alzuza ha contado con la colaboración del Ayuntamiento de Egüés y de la delegación de Navarra del Colegio Oficial de Arquitectos Vasco Navarro (COAVNA).
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